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¿Cómo afrontar la muerte de tu perro o mascota? Esto dice la UNAM

Cómo afrontar la muerte de tu perro o su vejez

Fotografía: Aura Pérez, Candy

Candy vivió conmigo 8 años. Era un pequeño perro caniche de rizos dorados. La encontré en una caja verde cuando apenas tenía un mes de nacida y yo juraba que, cuando ella moriría, lo haría yo también.

Pero no paso. En marzo, cuando su corazón dejo de latir a consecuencia de una enfermedad hepática, yo no me fui con ella.

Y el dolor no me quebranto porque, desde que la encontré cachorrita, me mentalicé a que su vida, como la mía, iba a ser finita.

Por eso, antes de comprometernos con el cuidado de un cachorro, hay que preguntarnos si estamos dispuestos a encarar esos años que anteceden a la muerte, según recomienda la académica Ylenia Márquez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

Ella menciona que mucha gente se compromete con el cuidado de los animales, pero sólo mientras son pequeños y no piensan en el futuro:

“Desde que adquieren un cachorro deben estar conscientes de que va a envejecer, enfermar y morir, igual que ocurre a los humanos, y que en esos instantes necesitará la compañía de sus dueños”.

La integrante de la Clínica de Pequeñas Especies de la entidad universitaria explicó que se habla de un perro geriátrico cuando cumple dos condiciones:

  1. Que sea viejo
  2. Y que curse con patologías asociadas con un proceso degenerativo

En algún momento presentarán enfermedades crónicas y requerirán tratamientos continuos y controles médicos, como en el caso de mi Candy.

Fotografía: Aura Pérez, Candy.

Enfermedades

Si bien el envejecimiento en un perro varía de acuerdo con su talla y raza.

Las tallas pequeñas, como el Poodle, son más longevas que las grandes, como el Gran Danés o Pastor Alemán. Las primeras pueden ser de edad avanzada a partir de los 10 años, y las segundas, a los seis, aproximadamente.

Pero entre los padecimientos más comunes en esa etapa geriátrica, están:

  • Enfermedades de articulaciones o de locomoción, que pueden ser de origen ortopédico o neurológico
  • Alteraciones de origen endócrino, como diabetes
  • Fallas en la visión y audición
  • Cardiopatías y enfermedades renales

Además, el proceso degenerativo de riñones, hígado y otros órganos también se asocia al estilo de vida o las enfermedades que haya padecido el perro de joven.

Así como un humano que se cuida tiene menos riesgos de presentar enfermedades a edad avanzada, si las mascotas reciben cuidados y se les trata en evolución temprana, pueden evitar secuelas en la vejez, subrayó Ylenia Márquez.

Para ello, aclaró, es necesario “planear” la vejez de los perros con una buena dieta, un calendario de vacunación y atención de medicina preventiva, para que lleguen a esa etapa lo más sanos posible.

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¿Qué hacer si mi perro ya está viejo?

Cuando en casa hay un perro viejo y con alteraciones por el proceso degenerativo, se requiere una vigilancia estrecha del médico veterinario, quien debe planear las revisiones y pruebas de laboratorio necesarias.

Y es que la experta alertó sobre el peligro de medicarlos sin asesoría de un profesional:

“Es común que cuando comienzan a cojear les den medicamento, pero puede ser riesgoso en cualquier animal, más en uno viejito, que podría tener deficiencias en la funcionalidad de órganos que metabolicen y eliminen fármacos”.

En el área de urgencias de la Clínica de Pequeñas Especies, más del 64% de los pacientes que llegan por alguna patología ya habían recibido antiinflamatorios no esteroideos, y en algunos casos eso puede tener consecuencias letales, advirtió.

Por lo tanto, las recomendaciones para dueños de perros geriátricos son:

  • Proporcionarles un ambiente que les favorezca y cuidados de acuerdo con sus necesidades
  • Alejarlos de lugres de riesgo como barandales, escaleras o azoteas
  • Evitar que suban escaleras o pasen frío en la intemperie
  • A menos que tenga alguna enfermedad, no se recomiendan suplementos alimenticios
  • Cuidar su alimentación porque la obesidad empeora la calidad de vida en la vejez

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¿Y si ya está sufriendo?

Cuando la condición del perro empeora, muchos dueños acuden a la eutanasia para evitar su sufrimiento:

“Desde el punto de vista médico, nuestra obligación es ofrecer todas las opciones terapéuticas para mejorar su calidad de vida, y si la enfermedad no es curable debemos ser claros.

La decisión de ‘dormirlos’ siempre debe ser de los familiares”.

En este tema delicado intervienen muchos aspectos, como experiencias personales, creencias religiosas o individuales, condiciones de familia:

“Pero nuestra tarea es mantener a los pacientes lo mejor posible y dar espacio a los dueños para que tomen una decisión”, recalca la experta.

Pero el lazo emocional que se crea entre un perro y su familia puede romperse por el abandono. Cuando se comienzan a enfermar, muchos tienden a olvidarlos y no se comprometen.

Y cuando el propietario pide la muerte de su mascota por ese tipo de causas, falta el respeto al cariño que desarrolla su mascota por el:

“Para los perros, una vez que confieren fidelidad a su humano construyen un lazo que no se rompe jamás. Deberíamos respetar eso siempre”.

Además, concentrarnos sólo en la juventud puede ser un gran error, porque eso nos impide disfrutar de las siguientes etapas de la vida.

En el caso de los perros, durante la vejez adquieren una inteligencia y sutilezas impresionantes: los familiares dicen que “adivinan”, que saben qué va a hacer su dueño, y ello se debe a que conoce a la perfección su comportamiento.

Por ello, finalizó Ylenia Márquez, hay que aceptar que todos vamos a pasar por el envejecimiento, y debemos planear la última etapa de la vida y disfrutarla como una más.

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