Mente y flechas. Foto: Pexels
La lógica no es ese monstruo abstracto que vive en los libros de texto; es tu mejor aliado para no caer en las trampas del pensamiento cotidiano. Si has compartido noticias falsas en las redes sociales, comprado algo porque estaba en oferta para darte cuenta de que no lo estaba, o discutido sin llegar a ningún lugar, es porque has experimentado la vida sin lógica.
El pensamiento lógico-matemático es como tener un organizador mental y un solucionador de problemas todo en uno. A los estudiantes de bachillerato les ayuda (aunque no garantiza) a detectar falacias, estructurar argumentos, dividir problemas complejos dividiéndolos en partes, tomar decisiones fundamentadas y separar emociones de argumentos.
La lógica no es patrimonio exclusivo de los científicos. Los aspirantes a filósofos, literatos y otros humanistas también la necesitan.
El maestro José Luis Camacho Gazca, coordinador de la licenciatura en Literatura y Filosofía de la Ibero Puebla, ha visto llegar estudiantes que no pueden “diferenciar ideología de filosofía o reconocer falacias discursivas en los textos”.
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La lógica regresó al plan de estudios de la Ibero Puebla después de años de ausencia; los resultados son evidentes. Como señala Camacho Gazca, haciendo alusión a la diferencia entre la lógica matemática y la argumentativa:
“Incluso si solamente se enfocara en ubicar falacias y contradicciones internas de los discursos, sería suficiente para ayudar a los estudiantes a mejorar significativamente en su capacidad argumentativa”.
La lógica no es solamente una teoría bonita. Un estudio realizado en Brasil (2021) demostró que enseñar lógica formal durante el primer año de bachillerato mejora significativamente la comprensión de teoremas, axiomas y proposiciones matemáticas.
Mientras que en Ecuador (2023), investigadores de la Universidad Técnica de Babahoyo encontraron que la formación centrada en el pensamiento lógico impacta de manera positiva en el rendimiento académico y forma profesionales más competentes.
Pero quizás el hallazgo más fascinante viene de Colombia (2024): estudiantes de décimo grado que nunca habían recibido clases formales de lógica lograron aprobar la asignatura tras participar en un taller de solo tres semanas. Esto nos sugiere que la lógica más que estudio teórico, es práctica en el razonamiento.
Y es que, desde hace décadas, los neurocientíficos opinan que el lóbulo frontal derecho desempeña un papel crítico en el pensamiento lógico. Un estudio con 247 pacientes con daños cerebrales mostró que quienes tenían lesiones en esta área cometían significativamente más errores en tareas de razonamiento.
Además, se descubrió un detalle crucial: según la Organización Internacional para el Estudio del Cerebro, el razonamiento lógico es difícil incluso para adultos educados. No es algo que “se supone” que los humanos hagamos naturalmente; es una habilidad que debe entrenarse y desarrollarse conscientemente.
Y si hoy la inteligencia artificial escribe ensayos y resuelve ecuaciones, ¿qué nos queda a nosotros? Precisamente eso: la capacidad de pensar críticamente, cuestionar, conectar ideas y separar argumentos de falacias.
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Autor: Juan Pablo Aguilar.
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