No soy FIFAS pero… Sí podría ser parte de una barra
Fernanda Pacheco Gutiérrez, estudiante de Ciencia Política del ITAM
Foto: PixabayLos partidos de la LigaMX Varonil pueden tener un ambiente pesado: baños de “cerveza”, gritos homofóbicos, entre otros. Pero la LigaMX Femenil tampoco está exenta de eso, en la última final de la LigaMx, Chivas vs. Tuzas, el ambiente en el Huracán estuvo igual de pesado.
Esto es importante ya que hay una fuerte percepción de que en la Liga Femenil todo es color de rosa. (Spoiler: No. Hay salarios muy bajos, no hay protocolos de género, no tienen la misma atención institucional, acceso a instalaciones para entrenar, etc.)
Regresando al ambiente pesado, una de las cosas que más contribuye a esto es la presencia de las barras, esto resaltó aún más después del conflicto entre las barras del Atlas y del Querétaro en marzo de este año. Más allá de los análisis simplones y clasistas que aseguran que les aficionades del fútbol son unos salvajes, sin “verdadera cultura”, las barras tienen una historia cuestionable en México.
Se dice que la primera barra, la Ultra Tuza (de los Tuzos de Pachuca), fue impulsada por el vicepresidente de los Tuzos en aquel momento, creando la tradición de que los equipos financien parcialmente a sus barras. Desde ahí, las barras han sido reapropiadas por la afición, con sus claros matices. Con esto quiero resaltar que las barras son terrenos algo borrosos para espectadoras no tan fervientes de algún equipo (como yo), pero hay una “barra” que me llama mucho la atención.
La Barra Feminista se autodefine como un grupo de mujeres feministas a las que les gusta ver fútbol femenil y buscan ocupar espacios públicos y estadios para apoyar a las jugadoras. Para mí, implican una postura política activa, ya que buscan apoyar a las personas involucradas y crear un espacio de disfrute, seguro para morras y libre de violencia en el deporte.
El primer partido “oficial” de la Barra fue cuando las Pumas jugaron en el Estadio Olímpico Universitario por primera vez en 2020 (antes jugaban en Cantera). Después de ese primer partido, tratan de ir a la mayor cantidad de partidos posibles, sin importar cuál sea el equipo. Además, ya no solo piensan en ir a estadios de la Ciudad de México. En un esfuerzo por descentralizarse, se han formado grupos en ciudades como Querétaro y Monterrey.
Recientemente empezaron a viajar para ver finales o partidos de su interés, sin financiamiento de los equipos, a diferencia de su contraparte tradicional. Si algún día van a un partido de la LigaMX Femenil o de la Selección Nacional de México Femenil y ven a un grupo de morras vestidas de morado con pañuelos verdes, cantando consignas como: “Señor, señora no sea indiferente, a nuestras jugadoras no les pagan suficiente” o “Futbolista, hermana, aquí está tu manada”, esa mera es la Barra Feminista.
Se pueden acercar a platicar, cotorrear o preguntar como unirse, porque al final en los estadios se vive, suda y grita el fútbol. Creo que esos espacios son necesarios para las fans de los equipos, pero también para las que van a partidos nada más porque sí, o para las “villamelones”.
Un espacio donde no te van a decir “A ver si eres fan, dime el nombre de lxs últimos 3 DT’s”, donde puedes gritar, creerte DT, echar porras, comprar tacos de canasta, tomar cerveza y celebrar goles nada más por ser goles. Un espacio donde se evitan las violencias y el machismo, donde se apoya a las morras dentro y alrededor de las canchas. Esa podría ser mi barra, y la de muchas más.
En Tw las encuentran como @barrafeminista