Responsabilidad social y comunicación: una alianza con sentido para los nuevos profesionales
Combinar habilidades de la comunicación con responsabilidad social representa una oportunidad estratégica para los recién egresados
Dicen por ahí que lo que “lo que no se comunica es como si no se hiciera”. Aquí entonces desde donde podemos partir hablando sobre la importancia de que las empresas no hagan solamente cosas buenas, sino que hay que acompañarlas de una estrategia de comunicación.
En un mundo cada vez más interconectado e informado a consecuencia de la globalización y el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación, hoy en día, las empresas están mucho más expuestas al escrutinio público, aumentados así los riesgos reputacionales.
Con tan solo una búsqueda en internet podemos tener acceso a una gran cantidad de información sobre su gestión, sus productos o servicios, sus riesgos, su compromiso y su impacto no solamente a nivel local sino también sus operaciones en diversos países. Información sobre sus buenas y malas prácticas está cada vez más disponible, a veces por cumplimiento y a veces por denuncia.
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Una empresa socialmente responsable puedes ser atractiva para un joven para trabajar transformando la experiencia laboral, ya que se integran valores éticos en las decisiones diarias, se promueve un ambiente más justo y se refuerza el sentido de propósito. Para quienes inician su vida profesional, esto significa no solo desarrollarse en lo técnico, sino también crecer en lo humano, al contribuir con acciones que generan impacto en la comunidad y el entorno.
Al momento de postularse, revisar si una empresa tiene prácticas responsables permite anticipar si habrá coherencia entre los discursos y las acciones. Esto también orienta a quienes buscan espacios alineados con sus principios. Si estos temas les interesan, es importante fortalecer habilidades como la comunicación con enfoque social y ambiental, pensamiento crítico, capacidad de análisis ético y conocimiento de sostenibilidad e inclusión desde lo práctico.
Combinar un perfil relacionado con habilidades de la Comunicación con el conocimiento de la Responsabilidad Social representa una oportunidad estratégica para un joven recién egresado de la universidad, ya que permite articular un perfil profesional con sentido ético y habilidades altamente valoradas en contextos laborales contemporáneos.
Desde este perfil, un joven profesional no solo se posiciona como alguien capaz de transmitir mensajes claros y persuasivos, sino también como alguien que comprende el impacto social y ambiental de sus acciones, lo cual conecta con la creciente demanda de empresas y organizaciones por construir narrativas auténticas, transparentes y comprometidas.
Es de gran valor para una estrategia de comunicación de la Responsabilidad Social presentar no solamente mensajes basados en un storytelling coherente y respaldado, sino también que se presenten datos cuantitativos basados en mediciones y Kpi’s públicos y sustentados. Los informes anuales de sustentabilidad han contribuido a esta difusión de la información que vaya más allá de lo promocional.
Las habilidades digitales de un joven representan un valor significativo al momento de implementar estrategias de comunicación en el ámbito de la Responsabilidad Social, ya que aportan frescura, agilidad y comprensión de los lenguajes actuales de interacción. En un entorno donde las redes sociales, los contenidos multimedia y la analítica digital son herramientas clave para conectar con audiencias diversas, estas competencias permiten no solo difundir mensajes, sino diseñar experiencias más cercanas, participativas y alineadas con los valores de sostenibilidad y ética.
Su cercanía con entornos digitales, culturales diversos y nuevas narrativas le permite detectar con mayor sensibilidad las barreras que enfrentan distintos públicos, desde personas con discapacidad hasta comunidades con acceso limitado a tecnologías o lenguajes específicos. Esto lo convierte en un puente entre las intenciones éticas de una organización y la realidad cotidiana de sus audiencias.
Desde esta perspectiva que ofrece la juventud, se pueden proponer contenidos accesibles (por ejemplo, con subtítulos, lenguaje sencillo o formatos alternativos como audio o infografías), fomentando representaciones innovadoras y frescas en la comunicación visual y escrita, adaptando los mensajes según el canal o la necesidad de la comunidad.
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