Por la ciudadanía: el rol del voluntariado en la formación juvenil
La ciudadanía implica derechos y deberes a cumplirse, sabiendo que estos serán responsables de la convivencia del individuo en la sociedad
Ciudadanía se refiere al conjunto de derechos y deberes a los cuales el individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. Podemos entenderla como una condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.
La ciudadanía y la participación juvenil son un impulso importante para fortalecer la democracia buscando sociedades más justas. Cuando las y los jóvenes se involucran, no solo ejercen sus derechos, también transforman su entorno con nuevas perspectivas.
Su voz contribuye a visibilizar problemáticas, sensibilizar sobre las causas y consecuencias de los problemas que son importantes para ellos y generar soluciones colectivas. Fomentar su participación es apostar por un presente más consciente y un futuro con mayor equidad.
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¿Por qué ser voluntario?
Un voluntario es una persona que ofrece sus capacidades para ayudar a los menos favorecidos y colabora para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, que actualmente son las metas de la Agenda 2030 de la ONU, contribuyendo así con la paz del mundo.
El voluntariado nace desde el compromiso social, posee una finalidad solidaria y se despliega en una enorme variedad de ámbitos y formas de hacerlo.
En la actualidad, la construcción ciudadana se ha convertido en una herramienta cada vez más necesaria para el desarrollo de proyectos que buscan mejorar la calidad de vida de ciertos colectivos y la atención al cuidado del medio ambiente. Esta práctica implica la participación de los jóvenes en la toma de decisiones y en la ejecución de proyectos que benefician a la sociedad en general.
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En este sentido, existen numerosos ejemplos de proyectos de construcción ciudadana que han logrado impactar, transformar y minimizar riesgos sobre ciertas problemáticas.
La formación y participación en actividades de voluntariado brinda a los jóvenes experiencias concretas de solidaridad, empatía y responsabilidad social, elementos esenciales para ejercer una ciudadanía activa.
Al involucrarse activamente los jóvenes en causas colectivas, desarrollan habilidades para el diálogo, la organización, la negociación y la toma de decisiones, fortaleciendo su sentido de pertenencia y compromiso con su comunidad.
Este tipo de participación les permite comprender mejor los problemas sociales y asumir un rol propositivo y proactivo más allá de lo individual. Así, el voluntariado se convierte en una vía formativa que articula valores cívicos con acción transformadora.
Construyendo ciudadanía desde las universidades
En la universidad se pueden implementar actividades que promuevan el conocimiento de los derechos y deberes ciudadanos, así como la participación en la vida democrática a través de conferencias, debates y “think tanks”.
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La participación en organizaciones sociales es una forma de involucrarse en la vida comunitaria y contribuir al desarrollo de la sociedad. No solamente a través del Servicio Social obligatorio, sino con un voluntariado más formal atendiendo causas sociales y ambientales.
También a través de actividades como exposiciones, festivales y conciertos con sensibilización y exposición de estos problemas se pueden promover valores como el respeto, el cuidado del medio ambiente, la tolerancia y la inclusión.
En un mundo que necesita cada vez más empatía y acción, los adolescentes están demostrando que son mucho más que el futuro: son el presente.
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