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¿Los robots sienten dolor? Ya es posible con esta nueva piel electrónica

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Si creías que los robots únicamente pueden hablar, sentir y formar parte de la vida de los humanos en las películas, quizá sea buen momento para acostumbrarnos a verlo en la vida real.

Un grupo de ingenieros de la Universidad de Glasgow, han desarrollado un prototipo de piel electrónica (e-skin) basado en transistores sinápticos, un nuevo sistema de procesamiento que imita las vías neuronales del cerebro para aprender. Los investigadores han logrado que una mano robot conectada a la piel artificial, aprenda a reaccionar a estímulos externos como el dolor.

La piel electrónica del equipo de investigadores, se inspira en la manera en la que el sistema nervioso periférico humano interpreta las señales de la piel para eliminar el tiempo de respuesta y el consumo de energía. Así lo refiere la Universidad de Glasgow en su sitio oficial.

Al respecto, Ravinder Dahiya, profesor de la Escuela de Ingeniería de la universidad, explica que el desarrollo de esta nueva tecnología no involucra dolor como se conoce, sino que, se trata de una manera de explicar el proceso de aprendizaje a partir de estímulos externos.

“Lo que hemos sido capaces de crear a través de este proceso, es una piel electrónica capaz de distribuir el aprendizaje a nivel de hardware, que no necesita enviar mensajes de ida y vuelta a un procesador central antes de actuar. En su lugar, acelera el proceso de respuesta al tacto mediante la reducción de la cantidad de cómputo necesario”, agrega.

Por su parte, Fengyuan Liu, miembro del grupo Bendable Electronics and Sensing Technologies (BEST), destaca la importancia del proyecto. “En el futuro, esta investigación podría ser la base de una piel electrónica más avanzada que permita a los robots explorar e interactuar con el mundo de nuevas maneras. O bien, construir prótesis que sean capaces de nivelar la sensibilidad al tacto de los humanos”.

 

La mano robot que aprendió a sentir

La Universidad de Glasgow precisa que, para diseñar una piel electrónica con la capacidad de imitar a la sinapsis de manera eficiente, el equipo de ingenieros imprimió una cuadrícula de 168 transistores sinápticos hechos de nanohilos de óxido de zinc. Después, el transistor sináptico se conectó con el sensor de piel de la palma de una mano robot.

Los investigadores explican que un circuito integrado en la piel, funciona como una sinapsis artificial, lo cual, reduce la entrada en un pico de voltaje. La frecuencia del pico cambia según el nivel de presión que se aplique en la piel. Esto acelera el proceso de reacción de la mano.

Para lograr la respuesta de la mano robot, los investigadores aprovecharon la variación de la salida del pico de voltaje, para enseñar a responder al dolor simulado. Cuando el equipo aumentó al máximo el voltaje de entrada para provocar una reacción, los investigadores consiguieron que la mano robótica se alejara ante un toque ligero en el centro de la palma.

Como resultado, la mano robot aprendió a apartarse como respuesta a un estímulo de dolor. Esto mediante el proceso de información que imita el funcionamiento del sistema nervioso humano, según señalan los investigadores.

 

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