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Universitarios enseñan robótica a niños con cáncer

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Foto: Pixabay

Lo que fuera un trámite para Marco Bustos y Miguel García, alumnos de la Universidad Tecmilenio San Luis, se convirtió en un gran proyecto de divulgación científica para chicos con poca oportunidad de acceso a esta. Se trata de “Ciencia con propósito de vida”, un programa que ofrece clases de robótica a niños con cáncer que, por sus necesidades médicas, no pueden asistir de manera constante a la escuela.

Atendiendo a esto es que se diseñó un sistema flexible para poner a su disposición una gran cantidad de aprendizajes y conocimientos a través de divertidas dinámicas y juegos.

Todo surgió cuando, los ahora emprendedores, realizaban su servicio social en Dr. Sonrisas, fundación enfocada a mejorar la calidad de vida de niños con enfermedades crónicas o terminales, como el cáncer. De este modo, con la participación de esta organización y el conocimiento de ambos estudiantes se planteó la posibilidad de ofrecer cursos sobre robótica a niños que estuvieran interesados.

“Al presentar la idea con la fundación, quedaron encantados, nos dieron libertad para desarrollar el proyecto. Lo complicado, al inicio, fue el acercamiento con las familias de los chicos pues esto era algo nuevo para ellos. Pero, al ver su interés, accedieron”, comentó Marco.

Así, el proyecto comenzó su etapa de planificación en agosto de 2018; para octubre del mismo año, Marco y Miguel ya estaban dando las primeras clases en el Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto de San Luis Potosí. Fue ahí donde conocieron a Iván y Emanuel, sus primeros estudiantes.

Posteriormente, estos niños, tuvieron la oportunidad de participar en la competencia regional FIRST Lego League 2018 donde fueron reconocidos como “Estrellas Ascendentes” en la categoría Junior pues su proyecto, Robosonrisas, consistió en la construcción de una base lunar con piezas de Lego.

Además de ofrecer conocimiento, Miguel y Marco ven en su iniciativa una oportunidad para dar alegría y diversión a los chicos. Esto también contribuye al bienestar del entorno de cada uno de ellos.

“El cambio es notorio. En el caso de Iván, los primeros días era muy introvertido. Pero, con el tiempo, fue acercándose más a nosotros y a Emanuel, su compañero…

Sus familias están encantadas pues los niños ya no tenían muchas ganas de estudiar. Ahora, con este proyecto han podido desarrollarse en lo que les gusta e, incluso, disfrutan de sus clases”, agregó Miguel.

En “Ciencia con propósito de vida” están convencidos de seguir ofreciendo estas oportunidades a niños con diversas enfermedades y de escasos recursos. Ellos ven en la educación una pieza clave para el desarrollo. “Al invertir en educación podemos salir adelante como país”, coincidieron los emprendedores.

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