Vida Universitaria

¿Qué opciones migratorias tienes si quieres estudiar en EU?

Sueñas con el campus del tríptico. Con el aire fresco de la innovación. Quieres estudiar en Estados Unidos, un rito de paso al éxito global. ¿Cómo lograrlo? Para Fabiano Rocha, cofundador de la startup Jumpstart Immigration, la odisea migratoria comenzó con un golpe de realidad mucho antes de convertirse en un exitoso emprendedor.

Cancelaron la beca gubernamental que necesitaba para estudiar en el MIT un mes antes de viajar. Un error de papeleo. Aunque Fabiano consiguió fondos a través de un crowdfunding, la universidad no aceptaba esos fondos. Así descubrió que ser un estudiante extranjero puede ser un viacrucis.

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Más tarde, buscando emigrar nuevamente a Estados Unidos, estuvo a punto de perder 20 mil dólares al tratar con abogados que le aconsejaron una ‘Green Card‘ para la cual no era elegible. “Las dificultades que experimenté me mostraron que el mercado de posibilidades migratorias era costoso, poco transparente y, a menudo, ineficiente”, explica en entrevista Rocha.

El caso de Fabiano es el que padecen muchos estudiantes. El problema nunca fue la escasez de genio. Fue la fricción burocrática. El costo innecesario. La falta de transparencia.

La primera pantalla migratoria: F-1

De manera convencional, la herramienta de acceso para los estudiantes que desean ir a Estados Unidos es la visa F-1, un visado de no inmigrante. Ahí reside toda la paradoja: te aceptan por tu talento, pero solo si prometes que volverás a casa. Es un permiso temporal, no un compromiso.

Tu misión es ‘simple’: obtener el I-20 (el certificado de elegibilidad), pagar la tarifa SEVIS (Sistema de Información para Estudiantes y Visitantes de Intercambio) y sobrevivir a la entrevista consular. El papeleo es tedioso y te obliga a demostrar algo esencial: solvencia.

Tus fondos deben cubrir el primer año de estudios. A Fabiano, como a muchos estudiantes,  le preguntaron por la hipoteca de algún tío, el fondo de inversión de familiares… Solo cuenta el dinero que puedes mover ahora.

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F-1 vs. EB-2 NIW: la primacía de la ‘Green Card’

La visa F-1 te obliga jurar que volverás a casa (los “lazos fuertes”). Es un tipo de test de Turing, entre tres y cinco minutos de entrevista consular. El sistema asume que eres un peligro; y tú debes probar tu lealtad. Pero, ¿y si pudieras saltarte el riesgo y hallar más alternativas migratorias?

Fabiano Rocha, el ingeniero y experto en matemáticas que vio la oportunidad en el sistema de inmigración después de conseguir estudiar en MIT (sí lo logró), propone el truco definitivo: si tu perfil lo permite, la F-1 no debe ser tu plan A. La Green Card es lo primero.

“La gente piensa que el orden es: ser admitido en la universidad, conseguir la F-1 y luego intentar quedarse. Es un error estratégico”, afirma.

La universidad opera con cuotas. Si aplicas desde México con una F-1, compites en el pool internacional, que es un segmento minúsculo que rara vez supera el 10 o 15% de las plazas destinadas a extranjeros en instituciones top. Se trata de la competencia global en su máxima expresión.

La estrategia de Rocha radica en la matemática de la admisión. Si ya cumples los requisitos para la ‘Green Card‘ EB-2 NIW (por tener una maestría o cinco años de experiencia), es posible tramitar tu residencia antes de enviar una solicitud universitaria para un posgrado (otra maestría, un doctorado o un posdoctorado).

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La EB-2 NIW no exige patrocinio laboral. Aquí simplemente requieres demostrar que tu trabajo (pasado o futuro) es de “interés nacional” para Estados Unidos, un umbral que Rocha ha aprendido a mapear algorítmicamente. Si cumples con ello, la F-1 se vuelve redundante y tu pasaporte al campus será el permiso de residencia. Entonces, el juego cambia, ¿cómo llevarlo a cabo?

Inteligencia artificial y predicción, las claves migratorias

¿Y si la incertidumbre legal pudiera ser solucionada por un modelo de lenguaje? ¿Si fuera posible predecir la denegación antes de que suceda?

En el San Francisco Tech Week, Fabiano Rocha platica con Generación Universitaria acerca de su startup, la cual utiliza la ciencia de datos para que la ley migratoria sea menos ambigua.

“Las leyes de inmigración son susceptibles a interpretación. Por esa razón, echamos mano de los modelos de datos para predecir y confirmar quién califica. La IA identifica patrones que un abogado no puede ver y, con base en eso, preparamos la documentación para maximizar la posibilidad de éxito”, explica Rocha.

La propuesta de su compañía es alinear los intereses de los candidatos con los del gobierno de Estados Unidos. Jumpstart opera con una garantía: si la solicitud es denegada, devuelven el dinero. Suena tentador para cualquier estudiante, pero ¿qué tan confiable puede ser?

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¿Cómo trabajan para ayudar a los aspirantes?

La disrupción del modelo se basa en la precisión, no en la automatización ciega. Rocha sabe que la IA es una herramienta poderosa, pero falible. Por ello, explica que la clave está en el proceso de revisión, estilo “sándwich”: el proceso es un ciclo constante de IA más supervisión humana más IA más un abogado supervisor.

La IA crea un borrador, un paralegal revisa, la IA refina con un ajuste fino (entrenado en miles de casos) y, luego, un abogado especializado da la aprobación final. Esta arquitectura por capas maximiza la precisión, reduce el costo del abogado y minimiza el riesgo de que una mala interpretación de la IA arruine la ‘Green Card‘ de un cliente.

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Un plan avanzado

Graduarse es solo el punto intermedio; el gran desafío es el proceso para quedarse. Los estudiantes, después de obtener su diploma en las mejores universidades de Estados Unidos, lo saben bien. Varios de los emprendedores mexicanos que conversan con Generación Universitaria en San Francisco buscan un medio para residir en el llamado ‘país de las oportunidades’.

Sin embargo, muchos de ellos caen en el temido boot-camp de la H-1B: la visa laboral que se supone que es el puente. Lamentablemente, durante su estancia en Estados Unidos se enteran que la H-1B no es un puente: es una lotería.

Existe un tope legal, una suerte de límite arbitrario. Ahí, el talento es sometido al capricho estadístico. En ese sentido, Fabiano Rocha declara sin rodeos: “no vayas a la lotería”. Ejemplo de ello es si te planteas la idea de explorar tus estrategias migratorias hasta después de graduarte.  Si es así, “debes saber que ya estás perdido. Menos del 10% tiene posibilidades reales de quedarse en Estados Unidos de esa forma”.

Autor: Juan Pablo Aguilar

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