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¿Podemos superar la velocidad de la luz en el espacio? Quizás sí

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Foto: Especial

Seguro te ha tocado ver que en películas como Star Wars, los personajes viajan entre planetas y galaxias en cuestión de segundos a la velocidad de la luz. En la lógica de estas películas esto se debe a algo llamado “hiperespacio”, ese túnel azul que atraviesan las naves antes de llegar a su destino.

Podríamos pensar que este tipo de viajes sólo ocurren en las películas, y actualmente sí, pero puede que eso cambie en el futuro, gracias a la aplicación de teorías e investigaciones que nos permitirían modificar el espacio para viajar a través de él en cuestión de segundos, e incluso más rápido.

Sobre los límites actuales de la velocidad, Miguel Alcubierre Moya, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, menciona que el punto máximo es el de un año luz, con un movimiento de 300,000 kilómetros por segundo. Además aclara que “dicha velocidad es prácticamente infinita”.

Esta velocidad puede sonar como algo muy extremo, viajar así de rápido quizás nos lleve a otros lugares del espacio en cuestión de segundos, pero no es así. El espacio es bastante grande y para mostrar las distancias entre astros, el investigador Moya señala que la luz del sol tarda ocho minutos en llegar hasta la tierra, y tarda hasta cuatro años en llegar desde la estrella que está más cercana, Alfa Centauri.

Incluso, la luz de otras galaxias tarda mucho más en llegar, el experto destaca que la luz que emite la galaxia Andrómeda tarda cerca de dos millones de años, mientras que otras galaxias más lejanas registran tiempos de hasta 10 mil millones de años.

Este límite de movimiento establecido en la velocidad de la luz puede resultar un problema si en algún momento queremos viajar a uno de los puntos luminosos del espacio, comenta Moya: “Si algún día queremos alcanzar las estrellas, el límite de la velocidad de la luz resulta ser un enorme problema”.

Incluso, el investigador señala que, para enviar mensajes e instrucciones a las sondas interplanetarias, éstas deben hacerse con algunas horas de anticipación para que lleguen a tiempo.

 

¿Cómo podríamos viajar más rápido que la velocidad de la luz?

Hasta este punto, puede parecer que la velocidad de la luz no es tan rápida, sin embargo, las propiedades mismas del espacio permiten idear algunas formas en las que se podría viajar más rápido que la luz, y recorrer gigantescas distancias en mucho menos tiempo, como lo señala el investigador Moya.

“La geometría del espacio y el ritmo al que fluye el tiempo se alteran por la presencia de grandes concentraciones de energía. El espacio-tiempo es curvo”. Además señala que, al aceptar que la geometría del espacio-tiempo puede alterarse, se puede pensar en varias formas de viajar a una velocidad más rápida que la misma luz.

Una de estas ideas aborda el concepto de túneles que conecten dos sitios del universo y, de alguna forma, poder llegar de un lugar a otro sin mayor complicación. Éstos son los llamados “túneles de Einstein-Rosen”, que también son conocidos como “agujeros de gusano”.

 

Viajes espaciales dentro de una burbuja

Existe otra idea que el investigador Moya expuso durante su charla Más rápido que la luz, que forma parte de la oferta de pláticas virtuales del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.

Se trata de la “propulsión por distorsión” o “propulsión warp” que el mismo Miguel Alcubierre Moya propuso hace casi 30 años, en 1994.

En este método, se aplica un modelo matemático que sitúa a la nave dentro de una burbuja que deforma de manera plana el espacio-tiempo. El modo en que funcionaría es que, por detrás de la nave, el espacio se extendería. Al mismo tiempo, frente a la nave el espacio-tiempo se contrae y esto lograría que el destino esté más cerca; señala el académico.

El experto comparó a este movimiento con el de las bandas móviles de los aeropuertos, de modo que la nave no se movería “a través del espacio”, sino que lo haría con el espacio mismo.

Finalmente, Moya aclaró que tanto una forma para viajar más rápido que la luz, como la otra, son difíciles de conseguir gracias a un importante factor, la necesidad de contar con “energía negativa”. Es decir, una energía que en lugar de atraer, como la gravedad, sea repulsiva.

Sin embargo, concluye que este tipo de fuerza no está del todo prohibida: “Nunca se ha detectado la antigravedad en la naturaleza, aunque hasta donde sabemos, las leyes de la física no la prohíben”.

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