Zona de confort y su peligrosa comodidad
Por: Gerardo Sánchez Arriaga, estudiante de Comunicación de la Universidad La Salle
Qué complicado es hacer cosas diferentes, ¿cierto? Qué miedo puede dar el hecho de algún día estar buscando trabajo, que significa, de alguna manera, que estamos comenzando nuestra vida adulta, mientras dejamos atrás nuestro tiempo libre, descanso y comodidad.
Sin duda creo que es una situación que a nosotros como universitarios nos está acechando constantemente, pues la idea de olvidar una posición relajada que no nos exige demasiado, es algo que, por lo menos a mí, me aterra y aunque la carrera ya es un gran reto, en realidad es nuestra única preocupación.
No negaré que pensar en crecer y empezar a ser un adulto, me llega a quitar el sueño a mitad de la noche y supongo que es porque no me siento totalmente listo para enfrentar al mundo y a sus adversidades. Probablemente suene un poco cobarde, pero después de escuchar y leer la situación de desempleo que hay en el país, me parece que se justifican estos miedos.
Lo anterior me llevó, y supongo que no solo a mí, a una zona de confort, en la que me sentía extremadamente cómodo, no tenía muchas preocupaciones, había muy pocas responsabilidades y evitaba a toda costa nuevas experiencias que pudieran perturbar esta zona.
Es rico estar ahí, sería una mentira si digo lo contrario, pero poco a poco se convierte en algo peligroso, porque dejamos de avanzar y de crecer como personas, nos empezamos a estancar y se vuelve cada vez más difícil escapar de este círculo vicioso.
Hay una frase de una canción de El Cuarteto de Nos que me gusta mucho, la cual dice: “el ocio no me deja tiempo para nada”. Por supuesto, la frase no tiene sentido, pues para los que no conozcan el concepto de ocio, significa tiempo libre o descanso y aunque este fragmento carezca de coherencia, me puso a reflexionar y me hizo querer modificar mi situación.
Salir de esta zona, aunque sea parcialmente, no es nada sencillo, pues, como mencioné anteriormente, da miedo arriesgar nuestra conveniente posición. Entonces, ¿cómo alejarse de ahí?, ¿qué tengo que hacer? Evidentemente cada uno tendrá su proceso, pero quizás pueda dar algunos consejos para no estar más en esta zona de confort.
Lo primero que se necesita es voluntad, pues si el cambio no se busca desde uno mismo, ninguna fuerza en el universo nos hará cambiar de opinión. Lo otro que puedo recomendar, es buscar o decirle que sí a las oportunidades, ya que estas nos traerán nuevos retos que nos sacarán de la rutina. No necesariamente tiene que ser un empleo, mientras sea una actividad diferente a lo habitual, bastará.
Es completamente normal que al principio cueste mucho trabajo, pues se está atravesando por un cambio radical, uno de 180° en el que pasamos de mucha tranquilidad, a comenzar a movilizarnos y a trabajar en nosotros mismos.
El miedo a crecer puede seguir existiendo, pero después de todo, es un proceso natural que tarde o temprano vamos a experimentar y no nos queda nada más que encarar a nuestro futuro con valor.
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Por: Gerardo Sánchez Arriaga, estudiante de Comunicación de la Universidad La Salle