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Toma de decisiones: a mayor riesgo, mayor rendimiento

Toma de decisiones: a mayor riesgo, mayor rendimiento

Foto: Pixabay

Nos encontrábamos por terminar el último semestre de la Licenciatura en Finanzas y Banca, siete materias por concluir, acreditar una titulación y certificarnos como asesores en estrategias de inversión a través de la figura III de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB). Fue en ese momento de mayor estrés y cercano a nuestra certificación cuando se nos extiende la invitación a participar en el “Maratón Nacional de Finanzas” organizado por el Colegio de contadores públicos de México y Deloitte.

El miedo intentó bloquearnos y estuvimos a punto de hacerle caso, sin importar la dificultad y el esfuerzo extra que implicaba, nos dimos cuenta que sería de nuestras últimas experiencias como universitarios, así que nuestra respuesta fue, “Le entramos, pero no descuidaremos el AMIB”.

De acuerdo con el temario que nos proporcionaron ya habíamos adquirido gran parte del conocimiento por los exámenes y certificaciones que estábamos por presentar, aunque fue necesario refrescar algunos temas; por nuestra cuenta tuvimos unas cuantas reuniones de repaso, y otras con apoyo de nuestros maestros.

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Llegó el día del maratón (concurso), estábamos nerviosos, pero con la actitud para ganar. El concurso fue vía remota, nos instalamos en un aula de la escuela (EBC) y presentamos las primeras dos fases, la primera etapa, fue un cuestionario de 30 preguntas aproximadamente, las cuales pudimos contestar de manera oportuna y sin dificultad.

La segunda fase fue un caso práctico de cuatro incisos, terminamos dos… en ese momento nos sentimos tranquilos, pero no imaginamos llegar más lejos, pues no terminamos el caso. Sin saber nuestros resultados nos dieron un pequeño receso, moríamos de nervios que calmamos con unos tacos, que fueron una pequeña probada de gloria.

Minutos después comenzaron a nombrar a los finalistas y mencionaron el número de nuestro equipo, ¿imaginas la emoción?, seis financieros, sumamente nerviosos, desayunando tacos, habían pasado a la FINAL. A pesar de saber que estábamos compitiendo contra las mejores universidades de México, no perdimos la fe, no nos rendimos, y lo dimos todo aprovechando al máximo cada segundo.

Inició la final, debíamos presentar el caso práctico a más de 15 jueces, entre ellos contadores, financieros, economistas y expertos de la materia. Cuando los demás equipos comenzaron a exponer, uno tras otro, los nervios subían debido a que todos tenían una respuesta diferente y si eres un amante de las matemáticas sabrás que los números son EXACTOS, por lo tanto, todos los equipos debíamos tener las mismas respuestas.

Además, veíamos que la mayoría había terminado los 4 incisos y nosotros no habíamos terminado. Llegó el momento de anunciar a los ganadores, teníamos muy poca probabilidad (desde nuestro punto de vista), pero el 100% de fe. Mencionaron el tercer lugar, el segundo lugar y llegó el momento de anunciar el primer lugar, mencionan el número de nuestro equipo y de inmediato gritamos lo más fuerte que pudimos, ¡no lo podíamos creer!

En ese momento nos dimos cuenta que nuestra inteligencia y aptitudes venían de cuatro años de carrera, que, aunque no dedicamos el mismo tiempo de estudio para el concurso como otros equipos, los conocimientos ya los teníamos.

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En ocasiones hay oportunidades que pareciera no deberíamos tomar o que pueden generar cierto miedo en nosotros, sin embargo, cada paso, cada decisión, cada concurso, sirve para desafiarte y confiar en ti mismo y tus compañeros, conocer nuevas personas, construir tu futuro, darte a conocer y lo mejor es que en cualquier caso habrás aprendido algo de esa experiencia.

En la vida hay momentos en los que tal vez no tengamos el 100% de las respuestas a las preguntas, pero si esperamos a tenerlas todas, probablemente nunca iniciaremos nada, ya sea empezar un nuevo negocio, una relación, tomar la invitación a un concurso o comenzar tu carrera para ser el mejor financiero de la historia.

Quizás no tengas la certeza absoluta del resultado final, pero vale más la pena tomar el riesgo, que arrepentirse de no haberlo intentado o traducido a términos financieros, a mayor riesgo, mayor rendimiento.

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