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Reconstruir el concepto de la paternidad

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Celebrar el vínculo entre los papás y sus hijas e hijos es el propósito del Día del Padre. Es, también, un reconocimiento a las labores de la figura paterna en la tarea de crianza.

En este sentido, esta festividad es un buen momento para cambiar nuestra percepción del padre solamente como una figura de autoridad y provisión, para dar paso a reconocer su importancia en el desarrollo de las generaciones futuras.

Para poder avanzar a una sociedad más equitativa -en la que mujeres y niñas puedan desarrollarse integralmente en sus comunidades, escuelas y trabajos- necesitamos reconstruir el concepto de paternidad.

En México, según la Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER), en el 2017 el 67% de los hombres de entre 20 a 54 años tenían cuando menos una hija o hijo nacido vivo. Sin embargo, datos de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (2019) revelaron que los padres dedicaban semanalmente 11.5 horas al cuidado de sus hijos, es decir, 13 horas menos que las madres.

Pensar en estas cifras me recuerda a mi propio padre, que a pesar de no poder pasar tanto tiempo en casa como mi mamá, siempre se ha mostrado como un modelo a seguir para mí y para mi hermano. Más allá de ser un simple proveedor en el hogar, nos da todo su tiempo libre, su amistad y su amor incondicional.

Mi papá ha procurado que no nos falte nada: casa, salud, alimentos, vestimenta y estudios. “La educación es lo más valioso que les voy a dejar en esta vida”, nos sigue repitiendo hasta la fecha; además, nos reconoce a ambos como personas iguales, capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos, sin importar nuestro género.

El reflejo de mi padre lo veo en mi hermano que se está convirtiendo en el mismo hombre que él. De ahí la importancia de ser padre, ya que terminan moldeando a las personas que van a entrar a la sociedad, quienes replicarán las conductas y valores que les fueron inculcados.

México necesita padres que reconozcan que la violencia contra mujeres y niñas está arraigada en las normas de género, para que contrarresten eso al ser capaces de educar a hijos hombres que ejerzan nuevas masculinidades.

Así como el mío, hay muchos padres que ya se encuentran derribando la brecha de género y creando un país más seguro para las generaciones futuras a través de la crianza activa de sus hijas e hijos; sin embargo, necesitamos impulsar políticas públicas que les permitan estar más involucrados en su cuidado.

Recientemente, la Comisión de Trabajo y Previsión Social aprobó ampliar las licencias de paternidad, ya que anteriormente sólo otorgaban 5 días de descanso laboral con goce de sueldo y ahora se extendió a 20 días. Es un gran avance, ya que esta norma centraba la responsabilidad del cuidado de los recién nacidos en las mujeres e impedía a los padres pasar tiempo con sus hijos e hijas.

Debemos seguir fomentando políticas de educación en género, no violencia, sexualidad, programas que apoyen a padres y madres que quieran seguir estudiando, incluir a las trabajadoras domésticas en el seguro social y muchas otras más.

Al contribuir a la igualdad de oportunidades para la mujer y, al mismo tiempo, habilitar la posibilidad a los hombres de involucrarse en la crianza, estaremos fomentando la construcción de paternidades sanas que podrán propiciar una sociedad más equitativa.

 

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