Opinión

Escuelas para el Siglo XXI

Tuve la fortuna de participar en el 12mo Congreso de Escuelas como Comunidades de Aprendizaje en Tokio, Japón, hace un par de semanas. Sin duda, los retos educativos a los que nos encontramos en México frente a otros países son profundamente diferentes. Sin embargo, en el centro de nuestros retos tenemos una preocupación común: encontrar qué significa educar a las infancias y juventudes en el Siglo XXI.

Corea del Sur, por ejemplo, presentó un rediseño curricular profundo que llevará a la creación de libros de texto personalizados utilizando inteligencia artificial. Pudimos ver ejemplos de prácticas en los salones de clase en donde el personal docente podrá conocer, en tiempo real, el número de errores que tuvo cada estudiante en algún ejercicio de matemáticas y programar que los siguientes se adapten a su nivel de comprensión. De esta manera, se logra personalizar el aprendizaje de acuerdo a las necesidades de cada estudiante.

También lee: ¿Cómo debe adaptarse la educación a las nuevas tecnologías?

La investigadora educativa Son Woojung del Korean Institute of Learning Community, compartía su preocupación sobre las consecuencias del uso excesivo de la inteligencia artificial frente a la posibilidad del aprendizaje colaborativo que se logra a través del diálogo, la indagación por equipos y el cuestionamiento mutuo.

La manera en que se entiende la personalización del aprendizaje a través del uso de la inteligencia artificial puede simplificar los procesos de aprendizaje de manera que se regrese a los antiguos métodos conductistas del premio o el castigo, de manera similar a como lo hacen los videojuegos. Por otro lado, los libros de texto personalizados también pasan por un filtro importante sobre cuáles son los conocimientos que se dejan afuera al hacer “trajes a la medida”.

Una de las limitaciones más fuertes de la IA es justamente que sus insumos son conocimientos hegemónicos y muchas veces simplificados de la realidad. En estos contextos, que parecerían que van a la vanguardia de la tecnología educativa, el papel de las y los docentes está fuertemente mediada por el uso de las tecnologías, dejando poco margen de acción a su autonomía docente.

En Tailandia, Indonesia, Vietnam y México por otra parte, las discusiones están centradas en lograr la autonomía docente desde otra perspectiva. Los planes y programas siguen teniendo un peso muy importante en las prácticas docentes y poco se ha logrado en el cambio del paradigma de la enseñanza al aprendizaje. Se sigue buscando seguir recetas.

El reto en estos sistemas educativos es lograr que niñas, niños y juventudes de los sectores más vulnerados logren tener los niveles de aprendizaje que tiene aquellos en condiciones socioeconómicas más favorables. La equidad educativa sigue siendo un pendiente común para los países del sur global.

El trabajo coordinado por el filósofo educativo Manabu Sato desde hace más de 40 años comenzó en Japón y ha ido creando una importante red en varios países del mundo, con el objetivo de crear escuelas que sean lugares de cuidado y respeto, enfocadas en el aprendizaje de las y los estudiantes. En estas escuelas que se comprometen a convertirse en verdaderas comunidades, las voces de las y los estudiantes son el centro de atención de las prácticas docentes.

El trabajo colaborativo se prioriza por encima de los logros individuales y la indagación profunda permite entender el aprendizaje como un salto que se da junto con las y los compañeros de manera gozosa, hasta lograr alcanzar aprendizajes significativos, cada vez más complejos. Ahí radica la posibilidad de lograr una educación de excelencia.

Sin duda, el uso de las tecnologías educativas tiene aquí un lugar importante, pero no el más esencial. Es la comunidad de aprendizaje, el estudiantado, el colectivo docente y las familias, quienes dan sentido al uso de las tecnologías para lograr construir el mundo que queremos habitar.

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Luz María Moreno Medrano

Cuenta con un doctorado por la Universidad de Cambridge y una maestría por la Universidad de Harvard. Actualmente es directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana. Su línea de investigación es la educación inter-cultural desde la agenda anti-racista y feminista. Además, es profesora en el Doctorado de Estudios Críticos de Género, el Doctorado Interinstitucional en Educación y la Maestría en Investigación para el Desarrollo de la Educación. Es miembro de la asociación internacional “Schools as Learning Communities” encabezado por el Dr. Manabu Sato de la Universidad de Tokyo. Forma parte del Consejo Ciudadano de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).

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