Educación Just-in-Time: papel de las microcredenciales en el aprendizaje para toda la vida
Las microcredenciales permiten validar habilidades o competencias concretas, aunque no siempre están relacionadas con títulos profesionales
En un mundo interconectado y en constante cambio, ¿Podemos imaginar un futuro donde las habilidades demostrables pesen más que los títulos colgados en la pared?
Hoy, encontrar el talento adecuado o acceder a oportunidades laborales internacionales se ha vuelto cada vez más complejo, tanto para quienes buscan ese trabajo soñado como para quienes necesitan una fuerza laboral calificada en competencias muy específicas.
En este contexto, las microcredenciales están cobrando relevancia como una alternativa concreta para cubrir esta necesidad. Más que una moda, representan una vía real para conectar oportunidades con personas, sin importar su ubicación geográfica.
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¿Qué són estas microcredenciales?
Son certificaciones enfocadas, altamente específicas y que permiten validar habilidades o competencias concretas de una manera precisa, digital y confiable y pueden o no estar relacionadas con títulos profesionales.
Desde mi experiencia y desde la visión del Tecnológico de Monterrey, las microcredenciales ofrecen una nueva forma de entender la educación: no es un título profesional, un paquete de conocimiento de cuatro años, sino una construcción flexible, continua y adaptativa al entorno de las personas, que pueden seleccionar el conocimiento cuando lo requieren.
Gracias al uso de tecnologías como ‘blockchain’, su emisión y verificación se vuelve segura y con trazabilidad de dónde, cómo y cuándo se creó esa microcredencial, reforzando su credibilidad ante el mundo laboral.
A diferencia de los títulos tradicionales, que representan el conocimiento de una persona en un amplio espectro, las microcredenciales se enfocan en lo que la persona sabe hacer, en lo que es competente, con un nivel de detalle que es funcional para ambas partes: quien aprende puede demostrar lo que sabe hacer; y quién contrata puede tomar una decisión basada en evidencia verificable y encontrar con mayor facilidad ese talento que tanto necesita.
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Las microcredenciales cobraron mayor relevancia durante la pandemia por su capacidad de facilitar la movilidad profesional tanto a nivel local como global. En un entorno donde el trabajo remoto y los mercados internacionales adquirieron más protagonismo, contar con certificaciones que hablaban un lenguaje común y reconocible en distintos países representó una ventaja diferenciadora para muchas personas en su proceso de reinvención profesional.
Desde mi perspectiva, si queremos que el sistema de microcredenciales funcione en México, debemos construir un marco de referencia internacional que incorpore las mejores prácticas de diversos actores globales, considerando siempre a cuatro actores clave: universidades, empresas, gobiernos y plataformas tecnológicas.
El objetivo no es imponer un estándar obligatorio, sino promover buenas prácticas que sirvan como guía para asegurar la calidad. Al final, quien determina el valor de una microcredencial es quien la utiliza: el empleador o el usuario que la aplica en su vida profesional.
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En conclusión, me gustaría saber: ¿Qué tan preparada consideras que está tu universidad para integrar soluciones tecnológicas que reconozcan aprendizajes más allá del aula tradicional?
Las microcredenciales no solo representan una solución práctica a los desafíos de capacitación y crecimiento profesional, sino que también nos invitan a repensar cómo las universidades generamos y compartimos conocimiento, adoptando un enfoque más modular, flexible y centrado en el aprendizaje aplicado. Su verdadero poder radica en su capacidad para impulsar una educación más accesible y alineada con el futuro del trabajo.
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