Nuevo Sistema Nacional de Bachillerato: ¿revolución o riesgo?
Platicamos con dos expertos para conocer más sobre los pros y contras del nuevo Sistema Nacional de Bachillerato, vigente desde este mes
El pasado 28 de julio, durante su conferencia matutina, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, presentó el Nuevo Sistema Nacional de Bachillerato (SNB), un plan para la educación media superior. Aseguró que se trata de una transformación profunda de los bachilleratos del país y busca que, al terminar la secundaria, los jóvenes continúen estudiando.
De acuerdo con la información presentada por las autoridades educativa del país, el SNB busca resolver problemas históricos del sistema, como la fragmentación de subsistemas, la baja calidad de la enseñanza, la insuficiente formación técnica y la limitada cobertura.
¿Qué propone el Nuevo Sistema Nacional de Bachillerato?
Antes del SNB, existían 32 subsistemas de educación media superior, con planes de estudio, criterios de evaluación y certificaciones distintas. Esta dispersión provocó desigualdades en la formación de los estudiantes, quienes recibían niveles de preparación muy distintos, dependiendo del tipo de plantel al que accedieran.
El SNB apuesta por unificar todos estos subsistemas en uno solo con dos rutas formativas: bachillerato general, orientado a quienes desean seguir, eventualmente, con sus estudios universitarios; y bachillerato tecnológico, enfocado en estudiantes que buscan ingresar al mercado laboral con una formación técnica sólida.
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Ambas rutas compartirán un marco curricular común, con materias obligatorias como:
- Lengua y Comunicación
- Pensamiento Matemático
- Ciencias Naturales y Tecnología
- Cultura Digital
- Humanidades
- Inglés
- Conciencia Histórica
- Educación Socioemocional
Además, cada estudiante recibirá dos certificados al egresar: uno que acredite su formación general y otro que valide sus competencias laborales, el cual estará avalado por instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana y el Instituto Politécnico Nacional.
Pros y contras del Sistema Nacional de Bachillerato
Para saber cuáles son los pros y contras de esta propuesta del gobierno de México, platicamos con dos expertos en educación media superior: Luis Antonio Mata Zúñiga, investigador del Instituto de investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana campus Ciudad de México; y Marco Antonio Fernández, profesor investigador que dirige el Programa de Educación y Anticorrupción en México Evalúa.
- Pro: más espacios para más jóvenes
Una de las metas del nuevo sistema es aumentar la cobertura del nivel medio superior, por lo que contempla la construcción de 20 nuevas preparatorias, la ampliación de 33 planteles y la reconversión de 35 secundarias para que operen como bachilleratos en el turno vespertino.
Este esfuerzo implica 37 mil 500 nuevos lugares para jóvenes egresados de secundaria, quienes en muchos casos no tenían una opción inmediata para continuar sus estudios.
- Contra: la calidad aún no está garantizada
“Ampliar la cobertura está bien, pero si no se garantiza la calidad, podemos estar ampliando el fracaso escolar”, advierte Mata Zúñiga.
La mayoría de las escuelas de nivel medio superior no cuentan con laboratorios funcionales ni personal capacitado para ofrecer formación profesionalizante de calidad.
“Muchos planteles apenas tienen lo mínimo para operar. ¿Cómo van a enseñar nanotecnología, electromovilidad o ciberseguridad?”, cuestiona Fernández.
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- Pro: formación socioemocional
El SNB contempla también la enseñanza de habilidades socioemocionales, como comunicación, empatía, resiliencia y trabajo colaborativo. Esta formación busca que los jóvenes no solo sepan resolver problemas académicos o técnicos, sino también enfrentar de manera saludable los desafíos de su vida personal y social.
Para ambos expertos, este enfoque responde a una necesidad real: cada vez más estudios muestran la relación entre salud emocional, aprendizaje y permanencia escolar.
- Contra: sin recursos ni maestros capacitados
Implementar esta enseñanza exige horas adicionales de clase, materiales didácticos específicos y, sobre todo, docentes capacitados en pedagogía socioemocional. “¿Quién va a pagar esas horas extra? La mayoría de los subsistemas son financiados por los estados y no hubo coordinación con ellos para establecer cómo se implementarán estos cambios”, advierte Fernández.
¿Qué hay de la vinculación con el mercado laboral?
Una de las innovaciones más difundidas del nuevo modelo es la certificación de competencias laborales avaladas por universidades y ajustadas a las necesidades de sectores estratégicos del país.
Estas certificaciones, de acuerdo con la autoridades educativas, buscan que los egresados puedan trabajar en áreas como Inteligencia Artificial, Comercio Internacional, Robótica o Semiconductores, sin necesidad de cursar una licenciatura. Este enfoque intenta acercar la escuela a la realidad del empleo y dar herramientas concretas para la inclusión laboral.
No obstante, Fernández cuestiona la viabilidad de estas innovaciones: “¿Cómo se va a evaluar si los estudiantes realmente adquirieron esas competencias? Este gobierno ha evitado aplicar evaluaciones estandarizadas, y sin ellas, ¿cómo se validarán los certificados?”.
En la presentación del SNB, no se informó sobre un sistema de seguimiento y evaluación formativa que permita medir el impacto del nuevo modelo e ir haciendo ajustes sobre la marcha. “No se puede construir política educativa navegando a ciegas. Necesitamos evaluaciones, diagnósticos, rutas claras y objetivos medibles”, concluye Mata Zúñiga.
Autor: Carlos Tomasini
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