Miriam Salgado, Paloma García, David Mendoza y Ricardo Campuzano, investigadores del ITESO. Foto: cortesía
En los laboratorios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), un grupo de estudiantes, egresados y académicos está trabajando en algo que suena a ciencia ficción, pero es real: un biomaterial sintético que imita al hueso humano y puede integrarse con él.
El proyecto combina investigación, innovación y trabajo en equipo, y se espera que pueda aplicarse en medicina regenerativa, especialmente para lesiones menores y cirugías maxilofaciales. En Generación Universitaria te explicamos cómo funciona.
Este biomaterial es resultado de la colaboración entre el ITESO, el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) y la empresa TR Médica. Su diseño busca imitar la porosidad y consistencia del hueso para que las células puedan regenerarse y el material se integre sin riesgo de rechazo.
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“El compuesto tiene ciertos elementos químicos estructurales similares a los del hueso. Cuando la herida surge, es como parchar una llanta, pero no llega hasta ahí, sino que además esa matriz se alimenta con células nuevas”, explica David José Mendoza Aguayo, académico del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales del ITESO.
El proyecto inició en marzo de 2025 con estudiantes que, además de trabajar en laboratorio, han dialogado con empresarios para alinear la investigación con las necesidades clínicas. Esta dinámica busca que el biomaterial no solo sea funcional, sino que responda a retos reales de la salud:
“(El material) Tiene la capacidad de promover la adhesión de las células, como una matriz de crecimiento celular. Ese es el objetivo: que no solo sea una forma de rellenar lesiones e imperfecciones del hueso, sino que se coordine de manera conectada junto con el proceso de regeneración y que las células tengan la capacidad de poder crecer dentro de ese material”,
Ricardo Campuzano Ornelas, estudiante de Ingeniería en Biotecnología.
La intención es que, en el futuro, este compuesto pueda aplicarse también en reparaciones posoperatorias derivadas de ciertos tipos de cáncer de hueso, aunque todavía se requieren pruebas adicionales para confirmar su viabilidad.
En el desarrollo participan también Paloma García Jaime, estudiante de Ingeniería en Biotecnología, quien destaca que todas sus materias “van más allá de solamente ser ingenieros: apuestan a formar empresarios y científicos que se puedan ganar la vida con sus ideas y causar un impacto”.
Por otro lado, Iván Samayoa Cortés, egresado del ITESO, es el encargado de caracterizar el material con microscopía electrónica de barrido para conocer su porosidad y estructura tras distintos tratamientos.
La asignatura “Ingeniería de tejidos”, impartida por Miriam Guadalupe Salgado García, egresada de la primera generación de la carrera, también está vinculada al proyecto. Los estudiantes visitan centros de investigación y empresas, enfrentándose a problemas reales que fortalecen tanto sus capacidades técnicas como sus habilidades blandas.
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Para Mendoza Aguayo, este desarrollo refleja que en el ITESO están “formando estudiantes capaces de generar conocimiento nuevo, pero también de aplicarlo con propósito y en colaboración con la industria”.
Autora: Alondra Bravo
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