Mónica Porres, rectora de UVM | Foto: Especial
De personalidad afable y humilde, la doctora Mónica Porres Hernández no pierde la sonrisa durante toda la conversación. Y no es para menos: se trata de la primera mujer que asumió el cargo de la rectoría institucional de la Universidad del Valle de México (UVM) -en agosto de 2023-, con la misión de apuntalarla en la era de los avances fulgurantes y en el marco de su 65 aniversario.
No puede evitar reír con cierta incredulidad cuando echa la vista al pasado y recuerda su formación universitaria: Ingeniería Bioquímica en el Tecnológico de Monterrey. “Es una parte de mi trayectoria que me encantaba muchísimo, porque mi carrera era diseñar nuevos productos. Me fascinan las Ciencias Alimentarias y esa etapa me dio mucha formación y la disfruté”.
No obstante, confiesa la también maestra en Educación y Liderazgo Educativo; y doctora en Educación con especialidad en diseño instruccional, las condiciones en su campo “no eran las más adecuadas para que una mujer se siguiera desarrollando en estos ámbitos. Si en aquel tiempo pretendías entrar a un centro de investigación, había muchísimos requisitos; o tenías que ir con un grupo de investigadores, principalmente, del género masculino”.
Mónica, como le gusta presentarse, no se paralizó ante ese escenario y apostó por dar clases. El plan era temporal, pero terminó siendo su proyecto de vida. Inició con estudiantes que enfrentaban problemas académicos en matemáticas y en lo relativo a “la metodología para aprender”.
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La rectora no solamente se animó a pararse frente a grupos de 120 pupilos con un pizarrón y un plumón en la mano. Se dedicó a aprender las raíces de la docencia: cómo trasladar ese conocimiento de manera realmente didáctica a los estudiantes (máxime a esos que ella orientó en su momento, con obstáculos puntuales para avanzar al mismo ritmo que la mayoría).
“Empecé a impartir matemáticas y a hacer metodologías un poco intensas, igual para la materia de física; me fue muy bien. De pronto, me dicen: ‘Queremos que impartas didáctica de física o de matemáticas… ¡a los maestros! Yo pensé: ‘¿Qué le voy a enseñar a maestros que, a veces, son mucho más grandes de edad que yo?’”, admite.
Su pasión por la didáctica y por comprender cada fibra detrás de los planes académicos comenzó a resonar en la UVM; porque, ¿qué escuela no sueña con que su matrícula se “enganche” con ese mundo de experiencia que el profesor puede compartir?
“Ahí empecé con el tema de los estilos de aprendizaje, pues lo que favorezca al estudiante me apasiona. Siento que este es el último punto en el que tenemos a los chicos para sacar todo su potencial adelante y que puedan, justamente, adquirir el conocimiento y volverse profesionistas que destaquen en lo que hacen”, señala.
Con ello, ha tejido 16 años ligada a la UVM “que me ha ayudado a avanzar. El hecho de que algunas autoridades hoy me busquen para que opine y participe en los mundos de educación media superior y superior, nunca lo visualicé”.
La rectora de la UVM explica que, en su momento, la institución no ofrecía capacitación en línea para los docentes. Eso lo vio como una oportunidad donde podía combinar su gusto por la enseñanza y sus habilidades en cuanto al diseño instruccional; a la vez, era la ocasión perfecta para empaparse del tema tecnológico, que en su opinión terminó por consolidarse con el surgimiento de ChatGPT.
“Estaba la plataforma para estudiantes en línea, pero no había algo muy formal para los maestros. Empecé a dar capacitación en blogs educativos. Levanté al principio algunos cursos básicos que se implementaron a nivel Laureate (red de instituciones educativa que incluye a la UVM y a la Unitec).
Ese proyecto, aunado a su entusiasmo, la catapultaron a otra misión: desarrollar el modelo educativo para las preparatorias de la UVM. Esto, a la postre, la llevó a conocer a profundidad los procesos para la evaluación de las escuelas en dicho nivel, a cargo del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval).
Para 2018, se convirtió en la vicerrectora académica de la universidad, sin pensar que dos años más tarde, por la pandemia de COVID-19, su bagaje relacionado con la educación en línea sería crucial para ofrecer 37 mil grupos al día. “Fue uno de los retos más importantes. En seis días debíamos habilitar todo: desde bachillerato hasta posgrado debían seguir con sus clases y en una plataforma que nunca habíamos usado: Teams.
“En seis días capacitamos a todos los docentes que no manejaban plataformas tecnológicas. No obstante, Microsoft nos reconoció como un caso de éxito porque no se nos cayó la plataforma y pudimos habilitar todos los grupos. Además, la tecnología llegó para quedarse”, menciona.
Para mediados de 2023, con el recuerdo de los cubrebocas y las vacunas como parte de un ‘mal sueño’, llegó la oportunidad que no se imaginaba: ser rectora institucional de la universidad a la que arribó, en teoría, por unos cuantos meses.
“Siempre digo que soy una rectora académica; eso es un cambio muy fuerte. Traes una idea que conoces, te metes a fondo y eso me facilita mucho la comunicación, sobre todo, con los docentes y los coordinadores. Hay una empatía natural porque hablo el lenguaje de los académicos.
“Eso me ha gustado muchísimo y, ahora como rectora, ha hecho una gran diferencia en cómo me relaciono en los campus y todo lo que tiene que ver con la academia”, sostiene consciente de que el camino no está resuelto. Prueba de ello es que hoy afronta el contraste entre profesores que se resisten a adoptar las nuevas herramientas didácticas y docentes jóvenes con nuevas ideas.
“Pero si no reaccionamos, si no traemos todas las innovaciones tecnológicas con una gran experiencia para los estudiantes, vamos a dejarlos faltos de algo. Y, ahora, con el tema de las microcredenciales es crucial, porque se considera que habrá un cambio a nivel curricular”, detalla.
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Hoy, la doctora Porres no quita el dedo del renglón en cuanto a capacitación de docentes y alumnos, y a la adopción responsable de recursos como la inteligencia artificial. Aunque, en medio de esta época de celebración para la comunidad “lince”, acepta que hay dos aspectos que, sin importar qué año sea, no se deben perder en los jóvenes.
“Uno es el razonamiento lógico matemático. Y de ahí ir desarrollando el pensamiento crítico, porque las matemáticas mueven una lógica natural. Lo otro es la capacidad de la lectura profunda: no podemos perder la habilidad lectora, que implica la parte de redacción también”, subraya. Eso es parte del legado que aspira inculcar en las nuevas generaciones, aunado a “los valores” que se inculquen en casa y se refuercen en el aula.
“Si logramos que cada persona haga lo que tiene que hacer a través de la educación; que ayudemos a la comprensión de lo que es entrar en una sociedad diversa, va a generar realmente un cambio significativo en este entorno social y eso va a impactar en muchos más ámbitos. Ese, diría, es el poder transformador de la educación de calidad para formar mejores ciudadanos”, concluye la rectora de UVM.
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