Gabriela Martínez, rectora de la Unitec | Foto: Esteban Torreblanca
“¿Tú qué haces aquí?, esta es una escuela de hombres” es una frase que quedó grabada en la memoria de la maestra Gabriela Martínez Morales mientras estudiaba la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica. Eso la “automotivó” a salir adelante, conseguir un trabajo en la industria y, años más tarde, hacer historia como la primera rectora institucional de la Universidad Tecnológica de México (Unitec).
No lo cuenta con rencor, sino con el orgullo de alguien comprometida a inspirar a más personas, en especial a nuevas generaciones. Aunque asegura que jamás imaginó ser rectora de una institución con casi seis décadas de historia y más de 120 mil alumnos, la pasión por la educación le desborda.
“Siempre compaginé la educación con lo profesional. Desde que estudié la preparatoria, di clases a niños de primaria y secundaria. Al cursar una ingeniería, tienes un bagaje de matemáticas importante y muchos le huyen a esa materia.
“Me decían: ‘enséñale a mi hijo a despejar, álgebra, geometría, cálculo… Inicié dando regularización en periodo vacacional con niños en la casa. Más tarde, di clases en el Instituto Politécnico Nacional, mi ‘alma mater’ de la carrera”, comparte en entrevista realizada en su despacho del campus Atizapán —sede inaugurada en 1999—.
Pero incluso con esa facilidad para transmitir conocimientos, Martínez Morales creía que su futuro estaba en la industria, ejerciendo aquello que estudió. En ese entonces, “iba de salida el disco de acetato y entraba el CD, que era muy caro y se manejaba con una inyección de plástico”.
Su preparación la llevó a ser coordinadora de calidad de discos, donde otra vez enfrentó cuestionamientos por ser mujer. Pero esas voces no eran tan fuertes como las internas, que le pedían volver a la docencia aunque fuera de medio tiempo.
“Hace 30 años me invitaron a dar clases en Unitec: primero, con materias como microprocesadores e instrumentación electrónica. Venía solo por un cuatrimestre, pero me terminé quedando”, dice la rectora con sorpresa y satisfacción a partes iguales.
Cuando Gabriela Martínez llegó a esta universidad, apenas existían dos campus. Su aventura comenzó en el de Cuitláhuac y, eventualmente, tuvo que tomar una decisión: la industria o la educación. “Entonces fui creciendo, fui directora de carrera, directora divisional, directora de Ingeniería de todo el sistema Unitec.
“Me tocó apertura de campus y estuve en áreas de capacitación. Me apasiona lo que hago. Es un gran compromiso que asumo con mucho gusto y mucha responsabilidad. Voy a cumplir dos años en la rectoría y se me han ido como agua”, admite. Claro que eso no evita que, en ciertas ocasiones, añore regresar de lleno a su campo de estudio.
“En marzo hicimos un conversatorio con Ford, porque la directora de Comunicación a nivel nacional es egresada de la Unitec. Para ello, visitamos sus instalaciones y, cuando pasé por el área de instrumentación, me quería quedar ahí.
“Pero me apasiona tocar una parte de México con la educación. Gran parte de los malestares que hoy vivimos en nuestro país se solucionan en las universidades, preparando a la gente para que logre una vida con ética y profesionalismo. Entonces, no estoy mal permaneciendo aquí”, puntualiza.
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Aunque en su relación laboral la continuidad es evidente, la rectora explica que momentos como la pandemia, hace un lustro, la han obligado a reinventarse y a reaccionar rápidamente para “poder romper el paradigma de la educación entre lo tradicional y lo remoto o en línea”.
Atrás también quedó la educación unidireccional donde los más jóvenes acataban ‘a rajatabla’ lo que los mayores decían. Hoy, Gabriela Martínez se ilusiona con un presente donde “le das a un joven una herramienta con inteligencia artificial y hace maravillas”; por supuesto, con las precauciones y cuidados que implican estos avances.
“Estamos capacitando a los alumnos en hacer ‘prompts’ muy completos. Nos damos cuenta cuando le saben pedir a la IA porque entendieron la conceptualización de lo que les estás pidiendo.
“Pero un gran reto en las universidades es la integridad académica: que el joven siempre dé sus referencias y sea totalmente ético y profesional, especificando de dónde obtuvo la información. Y otro desafío es capacitar a los docentes, porque somos de otras generaciones”, resalta.
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Considera que la tecnología necesita ser un aliado real en la preparación, más allá de la distracción lúdica. Por ejemplo, menciona, si todos en el salón traen celular, entonces vamos a usarlos y comparar resultados arrojados por la IA. En cambio, “si el docente quiere enseñar de manera tradicional con el pizarrón, al joven lo pierde en un minuto”.
Cambios vertiginosos en diversos sectores, conflictos políticos locales e internacionales, crisis ambiental, mercado laboral limitado…son muchas las presiones e inquietudes que rodean a los jóvenes. Y a ello hay que sumarle algo que la maestra Martínez conoce de sobra: el prejuicio social.
“La humanidad ha evolucionado desde su existencia, desde la época prehistórica; cada etapa que el ser humano ha vivido ha sido complicada porque siempre hay un choque generacional. Los padres de familia nos dicen: ‘ayúdeme, maestra, porque yo no puedo educarlo’. ¿Pero por qué? Porque queremos hacer todo de manera tradicional o ‘espejo’.
“Hoy estamos viendo a la mal llamada ‘generación de cristal’, que está teniendo ese gran reto de la sustentabilidad y sostenibilidad. Debemos comprender a cada generación y ayudarla: orientarla y escucharla. Siempre ha existido (el choque generacional), pero ahora nos tocó con más tecnología, conocimiento e información”, afirma.
Dada la convivencia con jóvenes de manera asidua, la rectora se atreve a pronosticar que con su talento y compromiso por el planeta “vamos a lograr resarcir el daño”. Para ello, “estoy muy ocupada y preocupada por la calidad académica; por formar gente de bien; por cumplirle a mis alumnos y docentes ese sueño que están buscando”.
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La mente de Gabriela Martínez viaja de regreso a su etapa universitaria y a la fábrica donde dio sus primeros pasos profesionales. Sabe que los jóvenes están expuestos a tentaciones, caídas y desilusiones, en particular en un mundo donde plataformas como las redes sociales llegan a mostrar una realidad alejada de la educación.
Por eso, su mensaje final lo externa desde esas anécdotas más personales y que no siempre fueron ‘color de rosa’: “ningún ambiente justifica el que tú no puedas tener un sueño y lograrlo. Puedes estar ante la peor adversidad o carencia y salir adelante si te lo propones. Soy prueba de ello.
“A veces el camino fácil es el que te jala: las drogas, delinquir…eso es lo más sencillo, pero también es lo más fácil de acabarse”, reflexiona. Por el contrario, anima a no tenerle miedo a las carreras de ciencia y tecnología, pues hace falta gente preparada en esas áreas.
“Aquellos que están terminando su nivel medio, sigan adelante, busquen una beca o una alternativa para continuar con sus estudios. La clave del éxito y de salir adelante en esta vida es el estudio, no hay otra puerta mágica”, concluye la rectora de Unitec.
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