ChatGPT. Foto: Pexels
ChatGPT ha cambiado la forma en la que estudiantes y profesores interactúan con la tecnología, pues puede generar textos coherentes y con buena gramática, lo que ha generado inquietud en los docentes sobre su uso en tareas académicas.
En ese contexto, un estudio realizado por la Universidad de Anglia Oriental comparó trabajos hechos por personas reales con textos producidos por la IA para encontrar diferencias entre ambos. Estos fueron los resultados.
El estudio “¿ChatGPT escribe como un estudiante? Marcadores de interacción en ensayos argumentativos” analizó 145 ensayos escritos por estudiantes universitarios y los comparó con otros 145 generados por ChatGPT. El objetivo fue revisar qué tan bien puede la IA imitar la forma en la que las personas argumentan y se relacionan con sus lectores.
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Los investigadores se centraron en los “marcadores de interacción”, que son elementos como preguntas retóricas, comentarios personales o frases dirigidas directamente al lector, los cuales ayudan a que un texto sea más “persuasivo y cercano”.
Una de las principales conclusiones del estudio es que los ensayos de estudiantes contienen una mayor cantidad y variedad de estos marcadores. Incluyen preguntas, referencias personales y estrategias que hacen que el texto suene más conversacional y conectado con el lector.
En cambio, los textos generados por ChatGPT, aunque están bien redactados, tienden a ser más impersonales. Su estructura imita el estilo académico, pero sin mostrar una postura clara o involucrar emocionalmente al lector.
Según el reporte, esto se debe a que ChatGPT fue entrenado con grandes cantidades de texto y utiliza modelos estadísticos que priorizan la coherencia. Sin embargo, estos modelos no replican del todo bien el toque humano que caracteriza los ensayos escolares reales.
Ken Hyland, docente de la Universidad de Anglia Oriental, explicó que el problema no está en la redacción técnica, sino en la falta de conexión con el lector: no hay preguntas directas, ni comentarios personales, ni una postura marcada. Todo eso hace que los textos de la IA sean menos convincentes.
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A pesar de ello, el estudio también sugirió que ChatGPT y otros modelos de IA no deben verse solo como amenazas, sino como herramientas educativas. Se pueden usar para enseñar, pero no para reemplazar el pensamiento crítico ni el desarrollo de ideas propias.
Al final, el profesor Hyland concluyó que el aprendizaje va más allá de escribir correctamente: “cuando los estudiantes vienen a la escuela, no solo les estamos enseñando cómo redactar, les enseñamos cómo pensar, y eso es algo que ningún algoritmo puede replicar”.
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